Este 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras, lo vivimos en un contexto marcado por una crisis sanitaria que ha sido gestionada poniendo en el centro los beneficios económicos y olvidándose de nuestras necesidades y nuestras vidas, lo cual ha repercutido en la clase trabajadora y especialmente en las mujeres con consecuencias devastadoras, como han sido la pérdida de derechos básicos y un aumento de la represión por parte de las empresas y del estado.
Las medidas que se han ido tomando para contener el avance de la pandemia han acentuado el individualismo, la perdida de lazos y redes afectivas y aumentando la ausencia de mentalidad crítica, provocando así una total desmovilización y perdida de espacios de debate, fomentando el conformismo social e intentando romper toda resistencia organizada contra el patriarcado capitalista.
Toda esta situación ha afectado de lleno a las mujeres de clase trabajadora, ya que nos hemos visto en la obligación de sostener una vez más los trabajos esenciales, hasta ahora invisibilizados, y con una mayor precariedad y carga laboral. Por todo esto seguimos defendiendo que la movilización, la autoorganización y la lucha siguen siendo las herramientas más útiles que tenemos a nuestro alcance para que un cambio social, en el que la vida este en el centro de las políticas, sea real.
Por todo ello, seguimos reivindicando que:
-Todas las violencias machistas son expresiones de una misma ideología de odio
-Hay que acabar con la explotación sexual, reproductiva, la hipersexualización de nuestros cuerpos, la cultura de la violación y la impunidad de las manadas de violadores.
-Reivindicamos un derecho a la interrupción voluntaria del embarazo de cobertura íntegramente pública y libres del acoso de la ultraderecha social y religiosa.
-Exigimos el fin de la brecha salarial y los suelos pegajosos.
Demandamos una corresponsabilidad efectiva y de gestión pública, que remunere dignamente, y de una vez por todas, los trabajos de cuidados.
Abogamos por una sociedad que respete y valore la diversidad funcional, sexual e identitaria.
-Nos posicionamos en contra de la ley de Extranjería y por la regularización de nuestras hermanas migrantes, esenciales durante todo el periodo de confinamiento y exigimos la acogida en condiciones de respeto a los derechos humanos de todas las personas migradas y refugiadas.
-Apostamos desde una economía feminista por modelos sociales sostenibles donde la vida y no el lucro capitalista estén en el centro
-Por la defensa de la soberanía alimentaria, en la que juegan un papel esencial nuestras compañeras campesinas y temporeras
Hacemos un llamamiento a reparar y reconstruir las redes y alianzas feministas aprovechando la fuerza y el impacto social que hemos conseguido en años anteriores, tanto en las huelgas feministas como en las miles de iniciativas que se han ido llevando a cabo, para hacer de nuestras vidas, vidas que merezca la pena ser vividas, acabando con la precariedad, las violencias y la explotación.
Compañeras, hoy más que nunca necesitamos estar en contacto, alerta y organizadas; Somos visibles, somos esenciales y ya hemos demostrado que sin nosotras se para el mundo.
Ni un paso atrás.
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