sábado, 30 de abril de 2022

Por un 1º de Mayo feminista y con las disidencias

No retrocederemos: el 1º de mayo será feminista y con las disidencias o no será. 

Porque en tiempos de crisis, las conquistas de las mujeres y disidencias son históricamente puestas en cuestión, atacadas por la reacción o relegadas por el oportunismo (también) de las organizaciones de izquierda.


Porque el problema de la explotación y de la clase trabajadora es un problema del feminismo, porque las mujeres desarrollamos los trabajos más precarizados y peor pagados; porque las migrantes y las disidentes de sexo, cuerpo y género somos las que más sufrimos la explotación, la pobreza, la marginación y el odio.

Por ello, en este 1º de mayo, las trabajadoras de todo el mundo nos convocarnos nuevamente desde los feminismos para poner nuestras demandas y la memoria de nuestras luchas como trabajadoras migrantes, racializadas, lesbianas, trans, no binaries y disidentes, en el centro de cualquier programa posible por la emancipación social.

Nos encontramos inmersas en una crisis de la reproducción de la vida donde al aumento de la pobreza y la precariedad y el recrudecimiento de las ofensivas privatizadoras neoliberales sobre los servicios públicos, se suma la intensificación de la explotación de las formas de trabajo no asalariadas y/o reproductivas de las mujeres, algo que ya veníamos sufriendo bajo el paraguas de la pandemia de COVID-19 y que no puede sino agravarse (si no lo impedimos) bajo el efecto estresor de la crisis climática.

Los sistemas capitalista y patriarcal están intensificando la explotación y la precarización del trabajo productivo y reproductivo de todas las mujeres:

La mayoría de los trabajos precarios e informales son desempeñados por mujeres migrantes y/o racializadas, a menudo en situación irregular, y por tanto más vulnerables a las violencias de la explotación asalariada y a los ataques racistas, homófobos y tránsfobos. En un contexto de ofensiva internacional de la ultraderecha, de auge los movimientos neofascistas y de hegemonía de los gobiernos neoliberales de carácter autoritario, las condiciones de trabajo y vida de las mujeres en general y de las migrantes en particular devienen aún más precarias.

Este marco de época releva a la vez que intensifica las violencias, las jerarquías y las raíces estructurales de opresión, explotación y desigualdad del cisheteropatriarcado capitalista, racista, colonial y capacitista. Las mujeres con diversidad funcional, las migrantes, racializadas, trans y no binaries, rechazamos seguir sometiéndonos a estas violencias exacerbadas por la crisis del proceso de acumulación de capital, las rémoras de la pandemia y el abismo de la crisis climática. No pagaremos nuevamente las facturas del capital.

Las mujeres: obreras, jornaleras, estudiantes,  trabajadoras no remuneradas, pensionistas; precarias, gordas, negras, marrones, migradas, gitanas, con diversidad funcional, las trabajadoras sexuales, las presas, las trans, les no binaries y todas las trabajadoras, exigimos, en tanto que militamos y construimos, soluciones colectivas que no caben en reformas laborales pactadas con la patronal ni en legislaciones socioliberales pretendidamente progresistas.

Reivindicamos condiciones laborales y de vida dignas, lo cual pasa necesariamente por exigir la regularización ya de las migrantes y sistemas de garantía de ingresos que cubran las necesidades elementales de las personas, aplicación del convenio 189 de la OIT para las trabajadoras del hogar; inclusión laboral real, con derechos y salarios iguales, para las trabajadoras con diversidad funcional en el mercado de trabajo ordinario; cese de la explotación de las mujeres encarceladas en centros penitenciarios donde carecen de capacidad de negociación individual y/o colectiva y son obligadas a someterse a cualesquiera condiciones se le impongan por parte de empresas y ONGs; igualdad y dignidad en el empleo para las trabajadoras trans, las olvidas entre las olvidadas.

Combatamos juntes a este sistema cisheteropatriarcal capitalista,  que no nos deja tener una vida plena, que nos explota, nos maltrata, nos anestesia, nos patologiza, nos viola y asesina. Que gana fuerza a costa de nuestro sufrimiento, nuestra precariedad, nuestras enfermedades.

La autorganización,  la lucha, la autodefena, la solidaridad y el apoyo mutuo son nuestras mejores armas.

Empujemos juntas la vida que desearíamos vivir.

 

 

 

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