No retrocederemos: el 1º de mayo será feminista y con las disidencias o no será.
Porque en tiempos de crisis, las conquistas de las mujeres y disidencias son históricamente puestas en cuestión, atacadas por la reacción o relegadas por el oportunismo (también) de las organizaciones de izquierda.
Porque el problema de la explotación y de la clase trabajadora es un problema del feminismo, porque las mujeres desarrollamos los trabajos más precarizados y peor pagados; porque las migrantes y las disidentes de sexo, cuerpo y género somos las que más sufrimos la explotación, la pobreza, la marginación y el odio.
Por ello, en este 1º de mayo, las
trabajadoras de todo el mundo nos convocarnos nuevamente desde los feminismos
para poner nuestras demandas y la memoria de nuestras luchas como trabajadoras
migrantes, racializadas, lesbianas, trans, no binaries y disidentes, en el
centro de cualquier programa posible por la emancipación social.
Nos encontramos inmersas en una crisis de
la reproducción de la vida donde al aumento de la pobreza y la precariedad y el
recrudecimiento de las ofensivas privatizadoras neoliberales sobre los
servicios públicos, se suma la intensificación de la explotación de las formas
de trabajo no asalariadas y/o reproductivas de las mujeres, algo que ya
veníamos sufriendo bajo el paraguas de la pandemia de COVID-19 y que no puede
sino agravarse (si no lo impedimos) bajo el efecto estresor de la crisis
climática.
Los sistemas capitalista y patriarcal
están intensificando la
explotación y la precarización del trabajo productivo y reproductivo de todas
las mujeres:
La mayoría de los trabajos precarios e
informales son desempeñados por mujeres migrantes y/o racializadas, a menudo en
situación irregular, y por tanto más vulnerables a las violencias de la
explotación asalariada y a los ataques racistas, homófobos y tránsfobos. En un
contexto de ofensiva internacional de la ultraderecha, de auge los movimientos
neofascistas y de hegemonía de los gobiernos neoliberales de carácter
autoritario, las condiciones de
trabajo y vida de las mujeres en general y de las migrantes en particular devienen
aún más precarias.
Este marco de época releva a la vez que intensifica las
violencias, las jerarquías y las raíces estructurales de opresión, explotación
y desigualdad del cisheteropatriarcado capitalista, racista, colonial y
capacitista. Las mujeres con diversidad funcional, las
migrantes, racializadas, trans y no binaries, rechazamos seguir sometiéndonos a
estas violencias exacerbadas por la crisis del proceso de acumulación de
capital, las rémoras de la pandemia y el abismo de la crisis climática. No
pagaremos nuevamente las facturas del capital.
Las mujeres: obreras, jornaleras,
estudiantes, trabajadoras no remuneradas,
pensionistas; precarias, gordas, negras, marrones, migradas, gitanas, con
diversidad funcional, las trabajadoras sexuales, las presas, las trans, les no
binaries y todas las trabajadoras, exigimos, en tanto que militamos y
construimos, soluciones colectivas que no caben en reformas laborales pactadas
con la patronal ni en legislaciones socioliberales pretendidamente progresistas.
Reivindicamos condiciones laborales y
de vida dignas, lo cual pasa necesariamente por exigir la regularización ya de
las migrantes y sistemas de garantía de ingresos que cubran las necesidades
elementales de las personas, aplicación del convenio 189 de la OIT para las trabajadoras
del hogar; inclusión laboral real, con derechos y salarios iguales, para las
trabajadoras con diversidad funcional en el mercado de trabajo ordinario; cese
de la explotación de las mujeres encarceladas en centros penitenciarios donde carecen de capacidad de negociación individual
y/o colectiva y son obligadas a someterse a cualesquiera condiciones se le
impongan por parte de empresas y ONGs;
igualdad y dignidad en el empleo para las trabajadoras trans, las olvidas entre
las olvidadas.
Combatamos juntes a este sistema
cisheteropatriarcal capitalista, que no
nos deja tener una vida plena, que nos explota, nos maltrata, nos anestesia,
nos patologiza, nos viola y asesina. Que gana fuerza a costa de nuestro
sufrimiento, nuestra precariedad, nuestras enfermedades.
La
autorganización, la lucha, la
autodefena, la solidaridad y el apoyo mutuo son nuestras mejores armas.
Empujemos juntas la vida que
desearíamos vivir.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario