Las
mujeres lesbianas sufrimos una doble opresión como mujeres y como
lesbianas, a lo que se nos une en la mayoría de los casos una triple
opresión, la de clase. Somos, pues, mujeres, lesbianas, y
trabajadoras, triplemente oprimidas por un patriarcado y un
capitalismo que temen las repercusiones de un deseo disidente sobre
el modelo de sexualidad reproductiva que sostiene los sistemas
patriarcal y capitalista.
Y
es que para que ambos sistemas funcionen nuestro deseos y cuerpos han
de ser sometidos, disciplinados y puestos al servicio del deseo
masculino (heterosexual) y la acumulación de capital. Por ello, o se
nos invisibiliza o se nos visibiliza desde y para la mirada de los
hombres heterosexuales.
Somos
mujeres y lesbianas y exigimos respeto a la libre determinación de
nuestros cuerpos y deseos como territorio de soberanía.
Reivindicamos
la lucha para defender nuestro derecho a amar y follar con otras
mujeres; para defender nuestro derecho a la maternidad, bajo
cualquier modalidad, si es nuestra opción; para defender una
educación pública en la diversidad; para defender nuestro derecho
al trabajo.
Nosotras,
las mujeres, las lesbianas seguiremos luchando, para acabar con la
invisibilidad social del lesbianismo; para acabar con la objetivación
sexual de nuestras vidas en los medios; para acabar con el acoso
escolar y callejero, contra la discriminación laboral y frente a la
violencia institucional de los gobiernos que nos excluyen de los
tratamientos públicos de reproducción asistida.
Somos
conscientes de que el camino es largo y arduo y de que SOLO desde una
estrategia feminista y revolucionaria lograremos construir una
sociedad donde ninguna orientación sexual sea perseguida o
estigmatizada.
Seguiremos.
Nosotras,
las mujeres, las lesbianas.
Visibles
e insubordinadas contra sus normas.
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