Como
Asamblea Feminista, consideramos que la Huelga General Feminista
constituye una de las más poderosas herramientas de las que
disponemos para exigir que se ponga fin a la alianza criminal entre
patriarcado y capital. La sororidad y la confrontación directa con
aquellos que nos relegan a ser consideradas ciudadanas de segunda es
una constante imprescindible en nuestra lucha, y cobra un
protagonismo esencial cuando abandonamos conscientemente nuestros
puestos de trabajo y estudio, los cuidados y el consumo para dedicar
todas nuestras fuerzas a luchar y plantear nuestras demandas
feministas y anticapitalistas.
Así
pues no faltaron durante todo el día las acciones para denunciar las
distintas opresiones a las que nos vemos sometidas, ocupando las
calles, edificios públicos, centros de trabajo y los de estudio.
Transcurriendo la jornada dejando bien claro nuestro mensaje:
“recuperemos lo que es nuestro; no tenemos miedo; no nos podrán
parar”.
El
día comenzó pronto: 04:15 h de la mañana, café rápido y veloces
al punto de encuentro acordado con las compañeras y compañeros de
CGT, nuestra primera cita: piquete en la cochera de autobuses, donde
nos unimos, a su vez, con otras compañeras y compañeros de CNT y
otras organizaciones combativas. Las mujeres en vanguardia y los
compañeros apoyando pero dando un paso a un lado. El protagonismo es
nuestro. Logramos la paralización del servicio durante más de
cuatro horas, impidiendo la normalización de la jornada y
demostrándole a la sociedad que si nosotras paramos se para el
mundo, que vean de lo que somos capaces, que se den cuenta de que se
ha despertado en todas esa furia adormecida por siglos de opresión.
Reseñamos aquí un penoso incidente: un machirulo y esquirol que
acudía al centro de trabajo montado en su coche, quiso pasar por
encima de nosotras, llevándose por delante a una de nuestras
compañeras. No fue su pretendido derecho a no hacer huelga lo que lo
impulso a lanzarse contra todas nosotras; fue el odio hacia las
mujeres empoderadas y organizadas, su misógina, la que le hizo
atropellarnos.
A
las 10:00 h decidimos continuar con la agenda programada y volvemos a
ponernos en marcha, caminamos por las calles que nos separan de las
cocheras de buses y el hospital, durante el camino es mucha la gente
que mira curiosa, sorprendida, algunas molestas, pero entre muchas
miradas y gestos cómplices de mujeres que no han podido hacer huelga
(sometidas por trabajos eventuales, contratos precarios y la amenaza
de una no renovación o el despido), pero que están con nosotras. No
desistimos, estamos ahí para que se nos vea, también por ellas,
sobre todo por ellas para que no haya más miedo, sumisión y
violencia, dentro y fuera de los curros, para construir la
revolución.
A
media mañana, confluimos en el HUBU con la columna de estudiantes.
Uno de los momentos más emocionantes de la jornada. Somos miles.
Tomamos el Hall del Hospital y los espacios adyacentes. La sanidad
en un sector ampliamente feminizado y precarizado, sometida además a
una oleada privatizadora por parte de quienes ven en la salud un
nicho de mercado. Reclamamos a gritos el fin de las violencias
ejercidas contra las mujeres también en el ámbito sanitario, de la
mirada androcéntrica de la medicina, de la restricción de nuestro
derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. Reivindicamos una
sanidad pública, universal y de calidad, y que se nos asegure un
aborto legal, seguro y gratuito en este hospital.
12:30.
Continuamos nuestro itinerario, próxima parada: juzgados. Seguimos
copando las calles, cortándolas e interrumpiendo el tráfico para
que se escuchen nuestras voces y nuestros reclamos, una vez allí,
compañeras realizan una performance que evidencia todas las mujeres
asesinadas, esos asesinatos realizados por el patriarcado con la
complicidad de la justicia machista, que no solo nos acusa y condena
sino que protege al agresor, exigimos que se dejen de poner en
cuestión nuestras denuncias, que se implemente una perspectiva de
género en todos los sectores laborales públicos. “Si vosotros
sois manada nosotras estamos de caza”.
13:30.
Nuestro recorrido continúa hacia la Tesorería General de la
Seguridad Social. ¡Parada por las pensiones! Sin perder nuestra
garra, atravesamos las calles que separan los juzgados de la
Tesorería, gritamos contra todas las opresiones y violencias. En
tesorería, denunciamos la brecha salarial de género, el techo de
cristal, la precariedad y la pobreza femeninas. Y es que la brecha
salarial se traslada de forma directa a nuestras pensiones, pues
afecta al cálculos de las mismas; si a eso le sumamos que somos
nosotras la que nos hacemos cargo de los cuidados en el hogar y que
somos, siempre nosotras, las que mayoritariamente nos vemos obligadas
a conciliar vida laboral y familiar con la asunción de empleos
parciales o reducciones de jornadas, el resultado es la escandalosa
desigualdad existente en materia de pensiones y la desprotección de
millones de mujeres después de una vida de duro trabajo de cuidados
y de todo tipo.
14:30.
Momento para reponer fuerzas. La Asamblea Huelga 8M programa una
comida comunitaria en la Plaza Mayor. Nosotras optamos por comer en
CGT. Nuestros compañeros organizan durante la jornada un grupo de
apoyo logístico y de cuidados en y desde el local del sindicato. Se
trata de dar cobertura material y de cuidados a todos los piquetes y
acciones. Y así: café, sopas de ajo, bocatas, galletas, etc.,
transporte en caso necesario y, también, comida (opciones: caldereta
de cordero y/o paella vegana). Luego del impase, la jornada
continúa.
Comenzamos
la jornada de la tarde realizando piquetes informativos en las calles
del centro, donde se agrupan la mayor cantidad de comercios de moda;
al ser este un sector donde las mujeres somos ampliamente explotadas
(desde las obreras y niñxs que elaboran las prendas, hasta las
dependientas que nos atienden en el local) por no hablar de cómo
colaboran en la opresión sobre nuestros cuerpos, bombardeándonos
mediáticamente y desde sus escaparates con cánones de belleza
violentos e inasumibles que nos arrojan a la anorexia, la bulimia y
al rechazo continuo y constante, cuando no el odio, hacia nosotros
mismas. Hoy les plantamos cara, forzamos el cierre de muchas tiendas.
Reseñamos un incidente que tuvimos en una de la tiendas de Inditex,
propiedad del millonario y explotador A. O., que se negaba a cerrar,
no vaya a ser que perdiera un euro extraído al sudor y sangre de
tantas compañeras. Subrayar aquí el carácter de clase de la gran
mayoría de las confrontaciones personales habidas durante la tarde.
Lo que viene a confirmar eso que todas sabemos, que el feminismo o es
anticapitalista o no será.
La
caída de la tarde nos recuerda que es hora de prepararnos para la
manifestación. El punto de encuentro es plaza del Cid. Confluimos
varios miles de mujeres, hombres, niñxs… después de mencionar en
varias ocasiones como está previsto el posicionamiento en la mani,
dividido en dos grandes grupos, el grupo no mixto siendo su cabecera
la Asamblea Huelga 8M, continuando con el resto de movimientos
feministas de la ciudad, la batucada, seguida del grupo mixto,
liderado por el bloque libertario (CGT y CNT), otros sindicatos,
partidos políticos e independientes. Cansadas de todo el día, pero
con fuerza para seguir poniendo voz a nuestros objetivos y anhelos de
emancipación, gritamos por las que no pueden estar (las asesinadas,
las presas, las migrantes). Trascurre el recorrido por más de
cuarenta y cinco minutos entre consignas (“si tocan a una, nos
tocan a todas”; “que no, que no, que no tenemos miedo”;
“tranquila hermana aquí está tu manada”; “contra el
patriarcado y sus violencias, ahora y siempre autodefensa”…).
Hasta llegar a la Plaza Mayor. Somos tantas las congregadas que ésta
se queda pequeña y muchas han de permanecer en los accesos o en el
Paseo del Espolón, ocupando los soportales que circundan la plaza y
las bocacalles cercanas. ¡Impresionante!. Cuando sentimos llegado el
grueso de la mani, compañeras de la Asamblea Huelga 8M proceden a
leer el manifiesto, que emociona por su discurso y por su fuerza.
¡Somos poderosas!,Cerramos cantando juntas “a la huelga
compañera”.
Recogemos
exhaustas, banderas y pancartas y a descansar y coger fuerzas…
porque mañana la lucha sigue.
¡Que
viva la lucha feminista!
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